jueves, 15 de octubre de 2015

Un día de LUZ para mi bebé

Hoy por la mañana descubrí en las redes sociales que es el “Pregnancy and Infant Loss Remembrance Day”. Es una festividad de Estados Unidos y Canadá, aunque otros países ya están también adoptándola. En este día se conmemora a los bebés que no lograron nacer vivos o aquellos recién nacidos que murieron. En este día, a las 7:00pm (hora local de cualquier parte del mundo) se invita a encender una vela, por al menos una hora, para lograr una cadena de luz que rodee el mundo por 24 horas. Así es… hoy 15 de Octubre es día de los angelitos, de los bebés estrella ... y a ellos los honramos con mucha luz   =)

Mi corazón mexicano también abraza esta fecha y no porque esté esperando un día en particular para recordar a Mia. No, definitivamente no. En realidad, todos los días mi primer pensamiento va dirigido a ella, pidiéndole que me acompañe y que bendiga todo el trabajo que ofreceré durante mi día y todo el amor que sembraré…. Y al final de mi jornada ella vuelve también a mi pensamiento, pero en forma de agradecimiento. Siempre, siempre, siempre mi día termina con un ¡Gracias!.

Lo más genial de todo esto es que, a pesar de la muerte de Mia (que sinceramente en algún momento llegué a sentir que era mi propia muerte), he logrado sentirme más VIVA que nunca, pues este pequeño ejercicio de ofrecimiento por las mañanas y de gratitud por las noches, me ha ayudado sin duda a sanarme.

La razón es muy sencilla … ESTOY VIVIENDO EN EL PRESENTE.

La tentación de vivir en el pasado o en el futuro es muy fuerte. Lo sé con certeza porque me pasa con regularidad. Viajo con los recuerdos a mi pasado o con mi imaginación al futuro. Y en realidad, el problema no es ir y venir, el problema es cuando me he quedado ahí.

Ha habido días durante mi duelo, que viajo al pasado y recuerdo las patadas que sentía en mi vientre cuando estaba embarazada de Mia. Inclusive a veces juro sentir todavía patadas. Es una sensación verdaderamente extraña en términos físicos, pero emocionalmente es de los mejores recuerdos que tengo de toda mi vida. El reto, cuando esto me sucede, es limpiarme las lágrimas y volver al HOY. Por que por más duro que sea el HOY…  siempre, siempre he obtenido una recompensa al volver al presente.

Por ejemplo, hace un par de días fue mi cumpleaños y amanecí con un nudo en la garganta, ya que meses atrás futureaba e imaginaba que ese día me despertaría con el llanto de hambre de mi bebé y serían las mejores “Mañanitas” que me hubieran cantado en toda mi vida. Pero a diferencia de eso me despertó un ringtone de grillo de mi celular que entre líneas me decía “levántate, si hoy quieres comer pastel de cumpleaños, te toca ir al GYM a quemar calorías por adelantado”. Así que, me levanté, me sequé las lágrimas, ofrecí mi día y me fui al GYM. ¿Mi recompensa? … Tuve uno de los mejores cumpleaños de mi vida no solo por las sinceras muestras de cariño que mi gente tuvo conmigo, sino por la grandiosa actitud con la que decidí vivir el presente. No me hizo falta nada más para ser feliz en mi día =)

Con esta nueva rutina que he adoptado, estoy transformando mis recuerdos (que ciertamente vienen del pasado) para convertirlos en acción en mi presente. Estoy viviendo con más conciencia mi HOY y viajo a través del presente con más libertad y expresando mis sentimientos con mayor soltura.

Gracias pequeña MIA por ayudarme a vivir en el presente, pues tu corta existencia me impulsa todos los días a esforzarme y a disfrutar el hoy, engrandeciendo ésta VIDA MIA

Me parece genial que exista este día para recordar a nuestros angelitos y sin falta hoy a las 7:00 pm, como muchos otros padres, formaré parte de esta celebración. Lo haré no porque crea que hace falta una fecha para conmemorar la muerte de alguien que amas, ni porque esto implique vivir en el pasado, ¡No! ... 

HOY prenderé una vela por Mia porque HOY, en este instante tengo la oportunidad de ser feliz y regalarle luz a mi adorada bebé.


“We don’t heal the past by dwelling there.
We heal the past by LIVING FULLY in the PRESENT” 
(Marianne Williamson)


Viviendo el hoy,
La mamá de Mia <3


@VidaMiaDM








#PregnancyAndInfantLossRemembranceDay


domingo, 4 de octubre de 2015

El rescate del hermano mayor


Él fue el primero en saberlo. Sabía que no sólo habían pasado un par de semanas desde que lo dejamos con su entrenador para ir a nuestro mágico viaje de aniversario, sino que también sabía que algo nuevo y diferente había en el ambiente. Nuestros zapatos delatan nuestros pasos por las calles de Chicago, pero no era lo único que llamaba la atención de Sparky... Él sabía perfecto que a aquel viaje nos fuimos 2 y regresamos 3.

Durante mi embarazo Sparky cuidó de Mia y de mí. No era para menos, eso es lo que hacen los hermanos mayores ... y los que son peludos y con un olfato infalible, inclusive más.

Cuando una mujer se embaraza todo su entorno cambia y la vida ya no la ves igual. El instinto de protección se desarrolla de una manera tan abrupta que pareciera que el tener éxito en el cuidado de los hijos es la única tarea que te hará valer como persona. Esto aplica inclusive para aquellas que tenemos “perrhijos”, pues el cuidado de nuestros peludos parece ser, a veces, la razón de nuestro existir.

Así fue entonces que estando en el hospital y a pesar de la aturdidora noticia de que Mia había fallecido, mi instinto de cuidado no dejó de trabajar y pensé en Sparky… ¿Quién le iba a dar de comer si nosotros estaríamos en el hospital algunos días?, pero más importante aún ¿Quién le iba a explicar lo que pasó?, ¿Quién le iba a asegurar que volveríamos?. Afortunadamente mi suegra y mi cuñada pudieron cuidar de él yendo 2 veces al día a alimentarlo y también a consolar su repentino abandono.  ¡¡Una vez más Sparky había sido rescatado!!

Volvimos a casa, con las cenizas de Mia en las manos, con el corazón roto y con las ilusiones en el suelo, pero al abrir la puerta ahí estaba mi peludo adorado con su peculiar forma de exaltarse y vivir sus emociones ... Ningún ladrido ... Sólo saltaba encima de mí como cobrando todos los saltos y empujones que me debía no sólo de los últimos días que estuvimos en el hospital, sino todos esos meses que tuvo un cuidado especial hacia mí mostrando toda la delicadeza posible.

Era bueno sabernos en casa y parecía que lo más difícil ya había pasado, pero no era así, el duelo a penas comenzaba y la tristeza también alcanzó a Sparky. Se hacía hoyos en las patas de tanto lamerse por el estrés. Nunca se separó de mí. Quería estar conmigo, quería decirme que él también lo sentía y también le dolía la pérdida, pero sobretodo le dolía verme tan triste, vernos distanciados como pareja. Su manada, su familia, ya no estaba unida y Sparky no dejaba de recorrer la casa viendo que los dos estuviéramos bien, que los dos simplemente estuviéramos presentes aunque fuera cada quien en nuestro rincón.

Un día lloré tanto que salió corriendo por todos lados de la casa en señal de pedir ayuda, habrá pensado que me iba a morir de tristeza y desolación... De hecho fui yo la que pensó que eso me iba a suceder. Los hoyos en sus patas crecieron y empezaron a sangrar. No dejaba de lamerse y ante cualquier sollozo intensificaba sus lamidos. A cada lágrima me sentía culpable.

Tuve que luchar por empezar a salir adelante. No podía quedarme cruzada de brazos viendo como “el hermano mayor” vivía a su manera la pérdida y se causaba daño. Me esforcé mucho. Al principio me escondía de mi perro para llorar hasta que aprendí a convertir mi tristeza en una caricia para él, aprendí a transformar el amor de una manera muy tangible y noble. En verdad, me esforcé mucho.

La primera vez que de manera espontánea volví a cantarle a Sparky, que me descubrí bailando frente a él mientras entonada esas canciones sin sentido que me encanta inventar a diario, supe que él me había ayudado a salir adelante. No había marcha atrás. Había una luz dentro de mí que volvía a brillar. Sparky vio esa luz al mismo tiempo que yo descubría que vale la pena seguir viviendo y siendo feliz, porque hay alguien dispuesto a escuchar mis desentonados cánticos, alguien moviendo la cola dispuesto a salir a recorrer el mundo conmigo, alguien esperando escuchar que es el más hermoso y peludo hermano mayor que Mia podría llegar a tener.

Gracias pequeña MIA por hacerme ver que no fui yo la que rescató a Sparky de una vida difícil en la calle abriéndole las puertas de nuestra casa, sino que es él quien me salva y me acompaña a diario durante este proceso de duelo, así como en las pequeñas pérdidas que encaro cada día, recordándome que vale la pena vivir ésta, la VIDA MÍA.

A pesar de las pérdidas que tengan en su vida, no dejen de buscar que su luz interna vuelva a brillar. Tomen de la mano (o de la pata) a ese “hermano mayor”, quien quiera que tenga este rol en su vida y rescátense mutuamente transformando todo el amor que haya dejado a su paso la pérdida que los une.

Brillando con intensidad nuevamente.
La mamá de Mia <3 

@VidaMiaDM 



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