Hace un año
cumplí una gran meta en mi vida… La llegada a la Catedral de Santiago de
Compostela, después de más de 120 kilómetros de caminar, representó un gran huracán
de emociones. Muchos significados tuvo para mí ese acontecimiento, y en sí todo
el Camino de Santiago, durante el cual fui acumulando aprendizajes de vida y que
ahora estoy rescatando de entre mis notas de viaje …
En las siguientes
entradas del blog les iré confiando con amor cada uno de estas enseñanzas
divinas.
Así pues, decidí
emprender este viaje por razones emocionales, espirituales y físicas.
Primero que nada
quería sanar mi corazón y encontrar nuevamente el amor en él. Después de los
momentos de profunda tristeza que había vivido quería sacar todos los malos
sentimientos que tenía acumulados y no veía otra forma de hacerlo que re-encaminando
mi energía a través de un propósito.
Además, quise
re-encontrarme con Dios ya que cuando pasan cosas incomprensibles e inesperadas
en nuestra vida lo primero que pensamos es que Dios se ha olvidado de nosotros
y cuesta trabajo convencerse de lo contrario.
Y finalmente
quería re-conciliarme con mi cuerpo. Aquel que creí que me había fallado y no
encontraba forma de re-activarlo con ninguno de los ejercicios que empecé a hacer
después de la cuarentena, pasé por todo: cardio, yoga, natación .. etc … y
ninguno me hizo sentir físicamente como los primeros kilómetros del Camino de
Santiago con los ojos completamente bañados en lágrimas.
Fue así como
descubrí que el Camino me permitió unir estas 3 partes que se habían roto y
volver a conectar en una sola pieza a mi corazón, mi alma y mi cuerpo.
El primer día se
unieron en el camino una pareja de uruguayos que aprovecharon un viaje de
trabajo a Portugal para hacer un turismo “distinto” y así emprendimos el camino
juntos desde la Catedral de Tuy.
No habían pasado
ni 2 kilómetros y la pregunta que hundió mi estómago fue …”y ustedes, ¿por qué
hacen El Camino?”… me quedé petrificada, no sabía que decir… la tentación de contar
nuestra historia y de hacer explotar TODOS los sentimientos y emociones que
saltaban dentro de mí, fue muy grande. Pero me contuve y simplemente respondí …
“Por agradecimiento”…
Los siguientes
kilómetros fueron difíciles … en silencio me preguntaba a mí misma “¿en serio?,
¿por agradecimiento?”… fue una tarea ardua encontrar razones por las cuales
estar agradecida después de la avalancha de malas noticias, tristezas y
desmoronamiento de ilusiones que habíamos vivido y fue entonces que decidí “adoptar”
ese propósito para mi Camino…. AGRADECER.
Y bueno como soy
un tanto metódica, ordenada, por no decir obsesionada, cuadrada y planeadora me
dispuse a dedicar todos y cada uno de los kilómetros de mi Camino a agradecer a
las grandes personas en mi vida. Los primeros kilómetros fueron por supuesto en
honor a Mia, el motor que hizo que saliera yo de la cama a ponerme unos tenis y
caminar … ahora si, nuevamente con un rumbo.
Otros kilómetros
también fueron dedicados a mi esposo quien ha sido testigo y parte de todos
estos aprendizajes y quien con su paciencia me ha demostrado un amor infinito.
Unos tantos
kilómetros más en honor a mis papás … ese par de viejillos simpáticos que me
demuestran su amor con tan solo verme a los ojos sonriendo.
Y después de ello…
ufff.. aún quedaba mucha distancia por recorrer… así que fui intercalando
kilómetros completos en silencio elevando mis oraciones a Dios, con kilómetros
dedicados a mis seres queridos y fue ahí cuando apareció mi fase metódica…. Jajajaja…
las fechas de cumpleaños se convertirían en el kilómetro dedicado a cada
persona...
Mis hermanos
fueron los kilómetros 8, 15 y 19… mis amigas de la universidad fueron 3, 16 y
17… las de la prepa fueron 3 (doblemente), 6, 14, 28 … y mis cuñadas, mis
sobrinos, … mis amigos de hoy y mis amigos de ayer … los más presentes y los
más ausentes… los que me sé sus fechas de cumpleaños y los que 'creo' que me sé
su cumpleaños… Aún conservo la nota donde los apunté… A algunos se los hice
saber, a otros solo les envié buenas vibras durante 1,000 metros de reflexión,
de amor, en algunos casos de perdón, pero sobretodo en todos ellos hubo un
inmenso agradecimiento, pues todos ustedes han sido mis maestros en la vida.
En próximos
posteos les contaré lo que implicó esta aventura, lo que me dejó y lo que descubrí
que soy… pues contrario a lo que muchos pensarán,
el camino NO te cambia, sino que te acerca a tu esencia….Te re-encamina en tu
propósito, te hace re-encontrarte con Dios, te permite re-conciliarte contigo
mismo, te facilita re-activar tu cuerpo dejando la inercia en la que hayas
estado, te permite re-conectar con lo que siempre has sido … y finalmente te impulsa para seguir tu propio Camino mientras alguien a lo lejos, desde su parcela, te sonríe
y te dice … “buen camino, peregrino”...
Con profundo
agradecimiento,
La peregrina, mamá
de Mia.
@VidaMiaDM
vidamia0409@gmail.com